lunes, 28 de noviembre de 2011

LA GRANJA FELIZ:CAP.III

El minino una vez comprobó la nueva situación se retiro muy preocupado. Nunca pudo imaginar que su amo se entendiera y hablara con las aves. ¡Aquello cambiaba la situación!. Se escurrió de forma sigilosa hacia la casa pensando que hacer para frustrar la alianza de su enemigo el granjero y las gallinas del corral. 

Permaneció dando vueltas a su cabeza y de pronto ¡¡Albricias!!, se le ocurrió recurrir a la granjera para aprovecharse del cariño que ésta le tenía. Muy zalamero al día siguiente, empezó a frotarse contra sus piernas emitiendo un lastimero marramiauuu. Filomena le hizo unas carantoñas, dándole un poco de comida, pero él muy ladino siguió sobando sus piernas. Muy preocupada, la mujer lo observó y dedujo que estaba en época de formar una familia gatuna.


Esa noche preparó una suculenta cena y se puso sus mejores galas. Perico cuando la vio, pensó que ya se le había pasado el enfado y se alegró mucho. En el transcurso de la velada estuvo muy simpática y agradable, con su marido y en un momento dado le dijo:- ¿Cariño, no crees que Pancho necesita una compañera?-. El pobre hombre casi se cae de la silla del soponcio. Se quedó momentáneamente sin saber que decir, circunstancia que aprovechó la mujer para contraatacar. -Que si no es bueno que el gatito esté solo, que es una crueldad privarle de una familia. y bla,bla,bla-.

Perico sentía un poco de aturdimiento, y se quedó callado. Su mujer interpretó este silencio como un asentimiento y empezó a besuquearle, dándole las gracias .

Al día siguiente sin perder tiempo, la granjera se dirigió a la granja vecina donde vivía su amiga Felisa, también muy amante de los gatos. Después de los saludos preliminares, le explico el motivo de su visita y le pidió una compañera para Pancho. Felisa era muy poco amiga de dar nada pero cuando Filomena le dijo que a cambio le daría dos gallinas ponedoras, cambió de parecer y le entrego a una preciosa gatita llamada Mimí.


Mimí era muy linda y elegante, una  gata de procedencia sueca. Muy fina y educada. Había sido regalada a la granjera por una sobrina cuando era pequeña. Nadie sabe por que no le caía bien, acaso por su finura y gracia que contrastaba con la tosquedad de Felisa. La linda gatita lo había pasado muy mal, y no lamentó abandonar su hogar para emprender la aventura de emparejarse con Pancho.

Cuando Mimí vio a Pancho por primera vez lo encontró poco atractivo. A pesar de que este intento mostrarse fino y educado, ella percibía su maldad y tuvo un escalofrío cuando le toco una pata.
A pesar de los recelos de Mimí sin más preliminares se celebro la unión de los dos, y al poco tiempo, nacieron dos lindos gatitos a los que llamaron Oscar y Leo.
El granjero estaba muy agobiado con tanto gato en casa, y cada vez pasaba mas tiempo en el gallinero hablando con sus queridas gallinas. Ayudo mucho a Rufo y Manuela que habían construido su nido. Una vez lo hubieron terminado se dispusieron a empollar una  docena de hermosos huevos. Ambos se turnaban en el cuidado de sus futuros polluelos dándoles calorcito y protegiéndoles de los picotazos de la resentida Berta, que siempre andaba rondando por allí.

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