Berta era una
gallina fea y mala. Siempre estaba buscando líos con sus compañeros, y
con todos los animales de la granja. No podía soportar la felicidad de
los demás. Envidiaba todas las cualidades que ella no poseía. Fingía ser
amiga de todos para saber de sus vidas y problemas y así dominar las
situaciones.
De
esta manera al conocer todos los secretos de sus compañeros podía
manipularles fácilmente.Utilizaba el método de alabar a todos de la
forma mas descarada y de hacer la pelota con grandes aspavientos:
¡Cocococ, -que lindo plumaje tienes hoy Fulanita!- ¡Que hermosos
polluelos Menganita!- y así sucesivamente todos ibas cayendo en sus
redes, creyendo que era buena y bondadosa.
En un principio cuando el granjero la recogió, todas las aves la acogieron con cariño, pero especialmente Manuela que cuando vio su estado la distinguió con su amistad. Cuando Berta llegó a la granja estaba a punto de desfallecer, hambrienta y llena de pequeñas heridas y picotazos de otras aves, daba mucha penita. Ella se aprovecho de la bondad de Manuela, hasta extremos insospechados, comiéndose su comida, quitándole su palo de dormir, y haciéndole múltiples fechorías.
Manuela la había tomado mucho cariño, y su natural bondad la impedía darse cuenta de lo que estaba pasando a sus espaldas. Su carisma y su gentileza innata le impedían pensar nada malo de sus amigos. De alguna forma ella se negaba a ver maldad en nadie, solo pensaba que eran pequeñas travesuras, sin importancia.
En un principio cuando el granjero la recogió, todas las aves la acogieron con cariño, pero especialmente Manuela que cuando vio su estado la distinguió con su amistad. Cuando Berta llegó a la granja estaba a punto de desfallecer, hambrienta y llena de pequeñas heridas y picotazos de otras aves, daba mucha penita. Ella se aprovecho de la bondad de Manuela, hasta extremos insospechados, comiéndose su comida, quitándole su palo de dormir, y haciéndole múltiples fechorías.
Manuela la había tomado mucho cariño, y su natural bondad la impedía darse cuenta de lo que estaba pasando a sus espaldas. Su carisma y su gentileza innata le impedían pensar nada malo de sus amigos. De alguna forma ella se negaba a ver maldad en nadie, solo pensaba que eran pequeñas travesuras, sin importancia.
Un
día de Primavera llegaron al gallinero dos hermosos palomos blancos,
llamados Kuquito y Blanquito, qué venían de muy lejos de una dura
travesía. Se detuvieron a reponer fuerzas en el comedero del corral y
viendo que había agua y comida en abundancia decidieron quedarse. Pronto
se hicieron amigos de Manuela, ya que esta con la amabilidad que la
caracterizaba, les acogió con agrado y simpatía.
Berta
empezó hacerles zalamerías y a lanzarles piropos de todo tipo,
diciéndoles lo guapos y blancos que eran, pero por detrás les criticaba
como era su costumbre. Empezó a sembrar cizaña diciendo que eran los
niños bonitos de Manuela y bla,bla,bla..
Tanto Kuquito como Blanquito se hicieron muy amigos de Manuela, y un gran cariño nació entre ellos. Siempre compartían su comida, y juntos picoteaban los insectos de las plantas cuando salían de paseo. Esto dio lugar a que los celos y la envidia de Berta, aumentaran y estuviera a todas horas, cacareando y cacareando, para llamar la atención.
Entre los compañeros del corral ya había muchos que se habían dado cuenta de la maldad de la gallinácea.
Berta también fingía ser amiga de dos tontorronas gallinas, llamadas Loles y Marujita, a las cuales tenía completamente aducidas con sus babosos halagos, y qué junto con el gato Pancho formaban la camarilla de amigotes de la plumífera. Entre los cuatro tramaban maldades a escondidas. El día que Manuela se emparejó con su hermoso gallo,"la malvada" se puso verde de la envidia y cuando decidieron formar su nido, ya fue la repera .
Tanto Kuquito como Blanquito se hicieron muy amigos de Manuela, y un gran cariño nació entre ellos. Siempre compartían su comida, y juntos picoteaban los insectos de las plantas cuando salían de paseo. Esto dio lugar a que los celos y la envidia de Berta, aumentaran y estuviera a todas horas, cacareando y cacareando, para llamar la atención.
Entre los compañeros del corral ya había muchos que se habían dado cuenta de la maldad de la gallinácea.
Berta también fingía ser amiga de dos tontorronas gallinas, llamadas Loles y Marujita, a las cuales tenía completamente aducidas con sus babosos halagos, y qué junto con el gato Pancho formaban la camarilla de amigotes de la plumífera. Entre los cuatro tramaban maldades a escondidas. El día que Manuela se emparejó con su hermoso gallo,"la malvada" se puso verde de la envidia y cuando decidieron formar su nido, ya fue la repera .
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