Érase una vez una Cacatúa muy negra y poco atractiva que volaba sin rumbo fijo, dando tumbos y bastante desorientada. Un buen día su atolondrado vuelo la llevó hasta un bonito aviario, donde habitaba una Ninfa azul, bella y simpática, amiga de todos los demás pájaros. Ninfa era alegre y muy feliz, y desprendía luz propia. La oscura ave sola y hambrienta, se encontró de pronto en aquel desconocido lugar, donde llegó perdida y exhausta, y que encontró por casualidad. Decidió quedarse en las proximidades para reponerse y descansar. Poco a poco, se empezó a acercar a la jaula e iba picoteando las migas que caían del comedero de la ninfa.
Estaba tan delgada y esquelética que daba pena verla. Ninfa era bondadosa y la dejaba acercarse. Poco a poco fueron trabando amistad y la Cacatúa Negra le fue contando sus problemas. Así fue, como Ninfa y ella fueron intimando y contando cosas de sus vidas. Cacatúa le fue relatando cosas íntimas de lo ocurrido en su vida, y Ninfa supo que su pareja, un Cacatúo vistoso y colorido no le hacia mucho caso. Ella le adoraba y llevaba muy mal su indiferencia.
Nunca fueron capaces de engendran un polluelo ya que no tenían paciencia para empollar los huevos. El Cacatúo Vistoso paraba poco en el nido y Cacatúa sola, no tenía suficientes fuerzas para que el huevo recibiera calorcito y el polluelo fuera empollado.
Poco a poco se fue desahogando y de forma paulatina fue mejorando y recibiendo ayuda y comprensión. Al poco tiempo pasaron por el punto dos Mirlos Blancos, tan blancos y bellos que contrastaban con la negrura de la Cacatúa. Se quedaron unos días cerca del jaulón y fueron tan felices en el maravilloso lugar, cerca de Ninfa y Cacatúa Negra de las cuales se hicieron muy amigos, que al final se quedaron a vivir en el aviario.
Entre los cuatro formaron un maravilloso grupo. Eran alegres, y divertidos, y la Cacatúa se mostraba muy feliz y parlanchina, al punto de acaparar todas las conversaciones. Sus amigos la dejaban hacer, porque la habían tomado afecto al verla tan desvalida, y solo querían que fuera feliz. Así poco a poco el grupo se fue consolidando y eran tan bulliciosos y divertidos que todo el que pasaba se quedaba mirando. Mirando y envidiando el alegre ambiente de la maravillosa jaula. Hasta el punto que solicitaban ser aceptados en su interior.
De esta forma y sin apenas darse cuenta, la jaula se fue llenando de pájaros, pajaritos y pajarracos, la mayoría de ellos totalmente inútiles y poco trabajadores, pero muy zalameros y aduladores, sobre todo con Cacatúa. Aquello se fue convirtiendo en una jaula bastante desordenada, donde el alimento escaseaba y las tareas solo las realizaban unos pocos.
Un día Ninfa mas juiciosa y sensata le dijo a Cacatúa.”Esta situación no puede seguir así“, hay que poner orden y organizar la jaula, asignar el trabajo y poner unas normas. ¡¡¡ Nunca lo hubiera hecho!!! Aquel comentario molestó mucho a Cacatúa que puso el grito en el Cielo.
De forma larvada empezó a tomar ojeriza a la Ninfa, que noble y abnegada no podía sospechar nada. Este rencor lo manifestaba con grandes picotazos y cacareos a destiempo, así mismo la criticaba constantemente con las otras aves, la ignoraba y hacia de menos. ¡¡No podía tolerar que se hiciera otra cosa que lo que ella decía!!. Las otras aves que eran bastante cotillas y cobardonas se fueron poniendo de su parte y le daban la razón y la adulaban. Así poco a poco se fue creando un ambiente maléfico y destructivo.
Un día Ninfa mas juiciosa y sensata le dijo a Cacatúa.”Esta situación no puede seguir así“, hay que poner orden y organizar la jaula, asignar el trabajo y poner unas normas. ¡¡¡ Nunca lo hubiera hecho!!! Aquel comentario molestó mucho a Cacatúa que puso el grito en el Cielo.
De forma larvada empezó a tomar ojeriza a la Ninfa, que noble y abnegada no podía sospechar nada. Este rencor lo manifestaba con grandes picotazos y cacareos a destiempo, así mismo la criticaba constantemente con las otras aves, la ignoraba y hacia de menos. ¡¡No podía tolerar que se hiciera otra cosa que lo que ella decía!!. Las otras aves que eran bastante cotillas y cobardonas se fueron poniendo de su parte y le daban la razón y la adulaban. Así poco a poco se fue creando un ambiente maléfico y destructivo.
Después fue uno de los Mirlos, el más alegre y dicharachero, el que mejor trinaba, quien fue objeto de sus iras. Este Mirlo se había hecho muy amigo de la Ninfa y se había emparejado con el otro Mirlo creando una bonita pareja, lo que era envidiado por la mayoría de los pajarracos. Cacatúa se volvió mas negra, mala y mezquina que nunca, y hacia feos constantemente a sus en otros tiempos amigos. ¡Y la traición empezó a gestarse y negros nubarrones cruzaron el, en otros tiempos maravilloso cielo azul!. La situación estaba a punto de cambiar definitivamente.
¡Ah! pero nuestra amiga Cacatúa ya no era feliz. Necesitaba mas pájaros a su alrededor, ser el centro de atención de todos los pájaros de los alrededores, con los que ella pudiera demostrar su ingenio y que bailaran al son de sus graznidos. Así poco a poco se fueron acercando a la jaula multitud de extrañas y parasitarias aves a la llamada que ella emitía con su desagradable pico y que sonaba así:Cacacacaccccc, Ayyyyyyyy, Ayyyyyyy, Uhuhuhuh.Que en lenguaje pajaril quiere decir ¡Venir todos a comer y a beber ¡ FIESTA, FIESTA!.
Un negro día de otoño pasó por allí un Grajo Negro pelón, repelente y apestoso, que le cayó en gracia porque le empezó a alabar su plumaje .El Grajo estaba sin pareja y un poco frustrado. Iba buscando alguna desprevenida ave para desahogarse, pero como era tan feo y apestoso, cuando le veían llegar salían volando despavoridas.
Viendo el ambiente festivo del aviario y la multitud de avecillas, decidió quedarse para tratar de emparejarse con alguna.
LA PAVA REAL DE LA INDIA
Una Pava Real procedente de la India, paso un buen día por las cercanías. Estaba de vacaciones con su pareja, un Pavo de Corral, casta inferior a la suya, al que ella no hacía mucho caso. Habían discutido y la Pava se adentró en el bosque y al oír el jaleo que venía de la jaula se acercó a curiosear. Era bastante cotilla y estaba aburrida de su vida con el Pavo de Corral, así que, cuando vio el ambiente de la jaula tan divertido quiso quedarse también.
Fue admitida en el grupo, y se puso muy contenta. Pava Real destacaba por sus bonitas plumas y sus buenos modales. Al principio colaboraba en las tareas y era amable con todos los demás, participaba en la limpieza del aviario y traía alimentos de su tierra que eran muy celebrados por Cacatúa,a la cual le encantaban las caquitas de mono al curry y otras exquisiteces.Quedó prendada de ella, y fue tanta la admiración que sentía la una por la otra que se le ofreció un espacio en la mejor rama, justo al lado izquierdo de Cacatúa.
Fue admitida en el grupo, y se puso muy contenta. Pava Real destacaba por sus bonitas plumas y sus buenos modales. Al principio colaboraba en las tareas y era amable con todos los demás, participaba en la limpieza del aviario y traía alimentos de su tierra que eran muy celebrados por Cacatúa,a la cual le encantaban las caquitas de mono al curry y otras exquisiteces.Quedó prendada de ella, y fue tanta la admiración que sentía la una por la otra que se le ofreció un espacio en la mejor rama, justo al lado izquierdo de Cacatúa.
LA URRACA DE OJOS SALTONES Y ÉL GORRIONCILLO TRAGÓN
Después vino una Urraca Argentina procedente de tierras lejanas, ave rara y vanidosa, de ojos saltones, que había emigrado buscando un Urraco con pedigrí hecho a su medida y que al igual que Pava Real era zalamera y aduladora, con lo cual consiguió hacerse con un hueco justo al lado derecho de Cacatúa.
Al mismo tiempo llegó Gorrioncillo Tragón, que ocupó u trocito de palo justo debajo de Cacatúa. A Gorrioncillo lo consideraba su mayor descubrimiento, y por eso le asignó el cargo de controlar el agua y la comida, saber los la cantidad de comida que había, tomar nota de lo que cada uno aportaba etc.
Gorrioncillo Tragón se convirtió en su sombra y la acompañaba a todas partes. Si a Cacatúa se le posaba en las plumas algún piojo u otro insecto, Gorrioncillo acudía enseguida con su piquito a quitárselo y se lo comía corriendo para que no la molestara.
Después llegó una Tórtola desparejada con mucha gana de marcha y así sucesivamente se fue llenando la jaula, hasta no caber ni un alfiler. Tórtola comía muchísimo y siempre guardaba comida para ella sola en sus escondites secretos. Ella decía cuando era sorprendida, que era para pasar los duros inviernos. Tórtola nunca aportaba nada a la comunidad y además era perezosa y falsa. Cuando se preparaba una comida general siempre decía que solo tenía unas miguitas de huevo y alguna pequeña raíz.
Tanto se lleno el aviario que ya no quedaba ni un solo palo para compartir, y las verdes ramas de los arbolitos vecinos, estaban sucias y medio rotas. Siempre estaba todo ocupado, sucio y lleno de porquería. Pero Cacatúa estaba feliz, y a pesar de su negrura y su fealdad y lo poco que colaboraba, se fue haciendo la jefa del grupo por iniciativa propia. Nadie se atrevía a contrariarla ni contradecirla, pues daba unos tremendos picotazos y los demás temían miedo a sus reacciones.
Así que ella se aprovechaba y todo el día se oían sus trinos y graznidos y se la veía a todas horas con su cresta despeinada saltando como una loca de un lado a otro. La Ninfa viendo la situación trataba de calmarla, pero sus esfuerzos eran en vano. Ninfa y Mirlos tenían una bonita amistad, eran muy felices, ocurrentes, y generosos. Desprendían frescura y armonía. Cacatúa Negra no los podía soportar. Comenzó a dar muestras evidentes de envidia y rivalidad, y se ponía de manifiesto su maldad hablando mal de ellos a diestro y siniestro.
Después de una larga temporada llena de buenos momentos, Cacatúa, enseñó su verdadero pico y empezó de forma sibilina a sembrar la cizaña y la discordia entre ellos, ayudada por las otras aves. Todo lo que hacia la Ninfa lo criticaba. Decía que no sabía cantar, le adjudicaba todos los defectos, la injuriaba y desprestigiaba a todas horas.
Después se dedicó a desprestigiar a los Mirlos, especialmente al más cantarín y divertido, y así, poco a poco, fue indisponiendo a unas aves contra otras, creando un ambiente enrarecido y crispado.
Por si faltaba algo para acabar de desestabilizar el grupo, se incorporo a la jaula una bandada de pájaros insignificantes donde cada uno iba a lo suyo.
Un buen día pasaron por allí dos Estorninos que se hicieron muy amiguitos de Cacatúa y de Urraca. De esta forma se creó un frente en el cual a los Mirlos y a Ninfa apenas se les tenía en cuenta. Lo recién llegados pasaban de sus opiniones y les dejaban a un lado, apoderándose de su espacio y de todo cuanto tenían.
De forma paulatina la Ninfa y los Mirlos fueron cayendo en una profunda depresión, originada por el vacío absoluto, las burlas, los desprecios y la falta de cariño de los que ellos habían creído sus amigos.
Tuvieron que mudarse a una esquina del aviario sobre el duro suelo, donde apenas se podían mover. Apenas se les permitía participar en las comidas y les daban tremendos picotazos. Nuestros amigos fueron perdiendo la alegría, el color de sus brillantes plumas, y hasta llegaron a enmudecer ya que la pena les ahogaba.
Perdieron la facultad de cantar y cerraron sus picos abrumados por tanto dolor. Uno de los Mirlos se puso muy malito a causa de la tristeza que le embargaba y llegó a perder su bello plumaje. Quedó desnudo y desvalido. Luego fue Ninfa la que casi enferma de tristeza, llegando a perder su viveza y alegría.
Gracias al otro Mirlo que supo mantener su ánimo y escaso plumaje, pudieron levantar poco a poco su ánimo y empezar a superar la tristeza que les había mantenido postrados, Mirlo les dio cobijo y calor bajo sus alas, y así pudieron soportar los fríos días del invierno, y la dura soledad.
LA GALLINA TURULETA
Una mañana llego a la jaula una Gallina despelucha y Majarona, despistada y soez. Era muy descarada y mal educada, pero ella se creía graciosa y ocurrente. Llegó cacareando como una loca, diciendo tonterías como que ella ponía los huevos más grandes y sabrosos, y cosas parecidas.
Era insoportable, pero a Cacatúa le hizo gracia en cuanto la vio, y la escogió como parte de su corte, un poco como su bufón personal, para reír en sus momentos de ocio. Turuleta se paseaba por los palos del aviario dando saltos como si fuera una pollita jovenzuela, generando risas entre Cacatúa y sus cortesanos. Turuleta llego a ser tan mala, que se subía al palo más alto para que sus excrementos les cayeran a los Mirlos y a Ninfa en sus cabezas. Estos actos de Turuleta Majarona, generaban grandes risotadas en las malvadas aves, y los Mirlos y Ninfa eran el hazmerreir de todos.
Hasta Gorrioncito se burlaba de ellos. Olvidó aquellos días en los cuales Mirlos y Ninfa lo protegían, alimentaban y colmaban de cariño. Ese pequeño pajarito insignificante y desvalido que un día fue tan tierno y cariñoso, también se volvió contra ellos y Cacatúa lo convirtió en una copia de su maldad y una poderosa arma destructora contra nuestros héroes.
CIGÜEÑA Y MOCHUELITA.
Cuando la situación no podía ser más precaria llego a la repleta jaula una anciana cigüeña cansada de volar y con sus patas muy lastimadas. A pesar de la estrechez de la jaula, Ninfa y Mirlos, generosos como siempre, le hicieron un huequito y allí se acomodó entre la indiferencia de los demás. Ninfa la ayudó mucho, y poco a poco fue mejorando de sus patitas.
Después llegó una mochuelita pequeñita y regordeta, un poco tosca, pero buena y noble, con un gran corazón que se hizo amiga de Ninfa. Era criticada constantemente por Cacatúa, que la tenía vetada en las celebraciones y no la hacían mucho caso. Cuando empezó a darle a la malvada parte de su comida, las cosas mejoraron. Estas dos aves dándose cuenta de la situación tomaron una postura neutral. De vez en cuando bajaban junto a Ninfa y Mirlos y les prestaban algunas atenciones. Algunas veces les bajaban unos trocitos de bizcocho tierno, y frescos gajitos de manzana. Cacatúa ladeaba la cabezota emitiendo unos horribles sonidos de desacuerdo, como queriendo atraer la atención de todos, y de esta forma las intimidaba, hasta que poco a poco Cigüeña se fue pasando a su bando. No lo hizo Mochuelita, pero le hacían la vida imposible a base de picotazos.
El REGALO DEL ESTORNINO PRESUMIDO.
Estornino Presumido le regalo a Cacatúa un espejo, que le compró a una lechuza que ya no lo usaba y se lo regaló a Cacatúa para su cumpleaños. Ella lo colocó en lo más alto del aviario, no lo compartía con nadie, y todos los días le preguntaba a su espejo: espejito, espejito ¿quién es la mejor de este lugar? ¿Quien es la que tiene las plumas más bonitas? El Estornino Feo, que era el más pelotero se escondía detrás del espejo y cuando Cacatúa preguntaba, le susurraba con una voz pegajosa y gangosa,¡¡¡TU DIOSA DE LAS CACATÚAS!!. Tu eres la mejor, la más bella, la que mejor graznas.
Ella al oír estas palabras que tanto la ensalzaban, daba unos tremendos graznidos de júbilo, y a continuación organizaba un vuelo rasante dentro del aviario dejando a todos despavoridos y con las plumas de punta. Seguidamente se organizaba un festín, en donde todos se intercambiaban comida con el piquito, lo cual era un poco asqueroso ya que algunos tenían un aliento fétido. Después se daban un revolcón en los excrementos, que dejaban sus plumas hechas un asco.
Ella al oír estas palabras que tanto la ensalzaban, daba unos tremendos graznidos de júbilo, y a continuación organizaba un vuelo rasante dentro del aviario dejando a todos despavoridos y con las plumas de punta. Seguidamente se organizaba un festín, en donde todos se intercambiaban comida con el piquito, lo cual era un poco asqueroso ya que algunos tenían un aliento fétido. Después se daban un revolcón en los excrementos, que dejaban sus plumas hechas un asco.
A pesar del sufrimiento y la desolación padecida por Mirlos y Ninfa llegó la primavera. Poco a poco fueron recobrando la alegría de vivir. Ellos eran bondadosos y tenían mucho amor propio. Se querían mucho y se tenían una gran amistad. Eran fieles y leales. Poco a poco fueron recobrando sus bonitas voces y empezaron a emitir sus cantos, que la malvada Cacatúa Negra trataba de acallar haciendo que sus cacareos y graznido sonaran más alto. De nuevo brotaron sus bonitas plumas y aprendieron a esquivar los excrementos de la Gallina MajaronaTuruleta seguía empeñada en echar sobre ellos. Cigüeña y Mochuelita aportaban unas leves sonrisas a espaldas de la malvada para no incomodarla.
CACATÚO SE VA A TIERRAS LEJANAS Y CÁLIDAS
Un buen día de otoño nuestra amiga Cacatúa llegó al aviario muy alterada y llorosa, diciendo que su Cacatúo Pinturero le había comunicado su intención de hacer un largo viaje a tierras más cálidas. Quería conocer otros mundos, correr aventuras, y quería ir solo. Ella no se lo podía creer. ¡¡ Irse sin ella, la más negra, la que mejor cantaba y la más inteligente del aviario!!
Pasaron los días y Cacatúo no regreso, algunas veces se había ausentado unos días, para correrse una juerga, pero en esta ocasión no volvió.
Un domingo al caer la tarde paso por allí un Pato Azulón, que volvía de un largo viaje. Cansado se acercó a la jaula a descansar antes de seguir su camino, cuando la horrorosa y negra ave lo vio. Se acercó a él cacareando y el pobre Pato estuvo a punto de sufrir un sincope ante la presencia de aquel ser negro y despeinado. Un poco intimidado la saludó. Ella le preguntó muy interesada de donde venía, y el contesto que de tierras lejanas y cálidas. ¿No habrás visto por casualidad a un Cacatúo Vistoso y Pinturero? le preguntó. Venciendo su temor el Pato le contesto que un día cruzó su vuelo con un ave de estas características, que iba acompañado de una Lora Verde de extraordinaria belleza y espectacular plumaje.Que ambos viajaban en mutua compañía, y que parecían muy felices. También le dijo que se daban el pico todo el tiempo.
CACATÚA NEGRA PIERDE EL CONTROL
La malvada Cacatúa Negra, se puso más negra todavía al oír esta noticia y empezó a picar a todo el mundo, chillando como una loca. Sin saber que hacer, se pasaba todo el día emitiendo sus insoportables cantos y lamentos, quedándose a ratos como atontada, solo sabía hablar del mismo tema a todas horas. Su Cacatúo esto, su Cacatúo lo otro, y emitiendo una especie de gruñidos, que se podía interpretar como lloriqueos.
Apenas dormía ni cantaba, y sus en otro tiempo amigos Mirlos y Ninfa se compadecieron de ella viendo su sufrimiento, e intentaron consolarla, dándole parte de su comida y oyendo sus penas de amores. Un día que Ninfa y Mochuelita estaban oyendo de nuevo sus desgracias, le dijeron: ¡deja ya de pensar en ese “pajarraco”!¡No ves que no te quiere!. Aquel comentario hizo que se volviera a mirar a Ninfa con la cara descompuesta por el odio, y esta supo que nunca lo iba a olvidar.
CACATUO SE LO PASA BOMBA
EL Cacatúo se instaló en un bosque tropical, donde todo el día estaba de fiesta rodeado de bellas aves. Había gran cantidad de Loras, de Aves del Paraíso con sus extraordinarios plumajes, y otras aves exóticas que rivalizaban entre ellas y no paraban de agasajarlo disputándose su atención y haciéndole todo tipo de carantoñas.
Un día Cacatúa recibió noticias de él, a través de una Garza que volvió de allende los mares y le contó que estaba muy bien y sin intención de volver. Nuestra amiga en cuanto pudo y sin escuchar a nadie emprendió el vuelo en su busca. Iba furiosa, enloquecida, totalmente histérica. Cuando llego al Bosque Tropical y lo vio, todo rodeado de aquellas aves maravillosas, estuvo a punto de sufrir un desmayo. Cuando Cacatúo la vio con aquel aspecto y aquellos modales, le dijo que se fuera, que no quería saber nada de ella.
Así que regreso a la Jaula, más oscura y tenebrosa que nunca. Llegó despeluza, sin apenas plumas, llena de heridas. La verdad: daba pena. Durante un tiempo pareció calmarse y apenas hablaba, solo comía y comía. Algunas veces volvía a contar sus penas y por compasión se la escuchaba.
CACATUO REGRESA AL HOGAR
¡Ah! Pero un día regreso Cacatúo . Al parecer la Lora Verde harta de sus aventuras le había dado un ultimátum: o dejaba de flirtear y formaban un nido para criar polluelos o lo dejaba plantado, y el que era bastante cobardón puso tierra y mar de por medio, y volvió a buscar a Cacatúa Negra. Ella, perdida totalmente su dignidad, sin importarle que él no la quisiera, ni que la hubiera abandonado, le abrió sus escuálidas alas y le acepto alborozada. Se pasaba todo el día cantando y saltando en una especie de danza salvaje, como una loca peligrosa.
Volvió a sus maldades con más fuerza que nunca y empezó de nuevo a acosar a la pobre Ninfa que ya no podía ni abrir el pico sin que ella o sus cortesanas la criticaran y llenaran de picotazos.
Empezó a vengarse de forma miserable olvidando todo lo que Ninfa y Mirlos habían hecho por ella. No perdonaba que a su amado Cacatúo le hubiera llamado“pajarraco”. Fue terrible, los ignoraba, humillaba y les negaba el saludo de la forma más vil.
EL GRAJO PELÓN Y APESTOSO ABANDONA LA JAULA
Poco a poco algunos pájaros insignificantes y anónimos se fueron alejando de aquella maléfica jaula, donde cada día era más difícil vivir. El Grajo Pelón y apestoso, dijo un día que se marchaba a otro aviario, para intentar emparejarse con alguna pájara, ya que estaba con el celo y muy necesitado de compañía. Nuestra amiga lo sintió mucho, pues era su pelota número uno, e intentó disuadirle pero no lo consiguió. No obstante cada vez que había una comilona era invitado mediante mensajitos que ésta le enviaba a través de Gorrioncillo o de Tórtola. Luego se supo que el Grajo Pelón había cortejado a una Abubilla pánfila y tontarrona que apareció un buen día en el aviario procedente de tierras lejanas.
Él le preparaba grandes cantidades de comida y otras delicatesen intentando conquistarla. Ella comía y comía y siempre estaba mala con indigestión. Esta ave era bastante vistosa con un gran moño en la cabeza, muy esbelta y de bello plumaje, pero como todo el mundo pajaril sabe es un ave bastante asquerosa que, construye su nido con excrementos de todos los animales más apestosos.
Él le preparaba grandes cantidades de comida y otras delicatesen intentando conquistarla. Ella comía y comía y siempre estaba mala con indigestión. Esta ave era bastante vistosa con un gran moño en la cabeza, muy esbelta y de bello plumaje, pero como todo el mundo pajaril sabe es un ave bastante asquerosa que, construye su nido con excrementos de todos los animales más apestosos.
El Grajo Pelón le parecía de poca alcurnia, ella aspiraba, a un pájaro de alta cuna y de mucho pedigrí, así que no le hacía mucho caso a sus requerimientos amorosos.
El día que Abubilla conoció a un Abubillo bastante aparente y guapetón, que tenía un gran penacho de plumas perfectas, y un gran pico de conquistador, ella perdió el sentido y se les veía a todas horas haciéndose arrumacos. Resultaban muy empalagosos y cargantes con tantas tonterías. Así que Grajo Pelón y Abubillos se fueron de la jaula casi al mismo tiempo.
Poco a poco se fueron marchando más y más aves, pero al mismo tiempo llegaban otras. Estas que llegaban eran de lo peorcito, buitres viejos y asquerosos, urracas ladronas y corrompidas, palomas viejas y piojosas y un correoso y esperpéntico pajarraco de raza indefinida.
Todos ellos se acercaban a la jaula con intenciones de hacerse los amos. La situación empeoraba día tras día, y Mirlos y Ninfa viendo aquel ambiente pervertido y malvado, esperpéntico y asqueroso, decidieron irse de su amada jaula.
MIRLOS Y NINFA ABANDONA EL AVIARIO
Una mañana de finales de invierno, cogieron sus escasas pertenencias, un poquito de agua y comida, y con un ramito de olivo en sus picos abandonaron aquel lugar donde tan felices y también tan desgraciados habían sido.
Volaron entre los arboles durante largo tiempo, hasta que llegaron a un claro del bosque donde había un enorme y frondoso roble. Se posaron en una rama a descansar y ¡oh! entonces vieron una vieja jaula colgada de una gruesa rama. Estaba abandonada, sucia y oxidada, con los palos rotos y llena de porquería. Nuestros amigos hablaron entre ellos y decidieron quedarse en ella y repararla. Se dedicaron a ponerla habitable durante varios días. La limpiaron, repararon y la adornaron con plantas, y verdes arbolitos, bolitas de colores y todo tipo de comodidades, y como Mirlo era muy creativo hizo la sugerencia de hacer dos compartimentos, uno para ninfa y otro para los Mirlos. Así lo hicieron. Convirtieron el aviario en una Jaula pareada en la que cada cual tenía su casa, pero estaban juntos. Eran vecinos y más amigos que nunca, así que lo pasaban de maravilla. Compartían comidas, fiestas, viajes de placer y realizaban vuelos y actividades por doquier.
Volvieron otra vez los buenos tiempos y como eran nobles y generosos dejaron una pequeña puerta abierta en sus corazones hacia Cacatúa. Solo bastaba que ella fuera consciente del daño que había hecho, tuviera un gesto cariñoso y se disculpara. Ellos tratarían de olvidar y perdonar.
Pero ella más frustrada, rabiosa y malvada que nunca, lejos de hacer la menor auto crítica, se volvió loca de ira y soberbia, y mandaba a todas las aves carroñeras que tenia en la jaula a que les robaran la comida e hicieran vuelos rasantes intimidatorios alrededor de la Jaula pareada Feliz.
Nuestros amigos les tomaban el pelo y como la mayor parte de los pajarracos carroñeros eran viejos y cegatones, se pegaban unos golpes tremendos contra las ramas del roble, mientras ellos seguían comiendo exquisiteces y bailando alegremente. Eran de nuevo felices y su amistad había aumentado. De este modo, pronto empezaron a olvidar los malos tiempos en los que tanto habían sufrido.
Un día llamo a la puerta de los Mirlos la Tórtola Rácana. Quería tener de nuevo amistad con ellos. Le cerraron la puerta de su jaula en el pico.
Después fue la Urraca de Ojos saltones, la que llamó a la Puerta de Ninfa, y otro día el Estornino Presuntuoso. Pero Ninfa no se fió de ellos, a pesar de sus buenas palabras y les cerró la puerta sin ningún miramiento y no les dejó entrar.
Otros pájaros insignificantes también revoloteaban por los alrededores, intentando entrar en la Jaula Feliz pero a ninguno se le permitió.
LA LECHUZA BLANCA Y SABIA
En una gruesa rama del roble, tenía su nido una blanca y noble Lechuza. Era de alta cuna y de buenos sentimientos. Esta señorial ave, poco a poco, fue entablando amistad con nuestros tres amigos.
Era respetuosa y educada y empezaron a compartir conversaciones y ratos de ocio. Como era muy sabia les aconsejo mantenerse alejados de todos aquellos malos amigos y buscar otros nuevos.
Poco después se enteraron por un Pájaro Carpintero, que la Cacatúa Negra fue ingresada de urgencias en un Manicomio para Aves, ya que se volvió majara del todo.
También ingresó en el centro la Gallina Turuleta, que ya no sabía ni como se llamaba,de loca que estaba, y había estado a punto de matarse haciendo piruetas de baile sobre una rama. Se pegó tal porrazo que se fracturo el pico, la cresta y una pata y estaba viva de milagro.
También ingresó en el centro la Gallina Turuleta, que ya no sabía ni como se llamaba,de loca que estaba, y había estado a punto de matarse haciendo piruetas de baile sobre una rama. Se pegó tal porrazo que se fracturo el pico, la cresta y una pata y estaba viva de milagro.
Las demás aves como eran parasitarias y holgazanas, fueron abandonando la Jaula y se fueron a otros aviarios donde les dieran gratis de comer y la en otros tiempos Jaula Maravillosa quedo abandonada, ruinosa y llena de porquería.
FIN