jueves, 12 de abril de 2012

SEMANA SANTA SEVILLANA

Queridos lectores:
Sevilla es una ciudad llena de encanto, singularidad , tradiciones y señorío. Invito a todos los que aún no la conozcan a hacerlo en cuanto les sea posible. Soy andaluza, de otra ciudad llena de encanto y tradición: Granada.

Pero Sevilla es diferente: sus casas antiguas y señoriales pintadas de amarillo albero, blanco y azul, sus calles empedradas, sus placetas llenas de naranjos en flor, el olor a azahar que impregna su aire de un aroma embriagador, la alegría de vivir de sus vecinos y un largo etc. la hacen única e inimitable.


Sin desmerecer a mi tierra ni al resto de ciudades andaluzas he podido vivir la Semana Santa Sevillana este año, y he de decir que es diferente; sin comparación ni parangón con ninguna otra.

La he vivido con amigos sevillanos que me han instruido y explicado los significados y demás detalles de los Pasos y Procesiones. Su antiguedad, su historia y todas las visicitudes pasadas por las Cofradías para mantener las tradiciones. 

La Semana Santa empieza el Domingo de Ramos con la Procesión de La Burriquita, Jesús Despojado, La Paz, La Cena, La Hiniesta, Jesús de las Penas, La Estrella, La Amargura, El Amor, etc, hasta llegar a la noche del Jueves Santo con la Madrugá, donde a las doce de la noche La Esperanza Macarena, La Esperanza de Triana, Jesús del Gran Poder, El Silencio, El Calvario, La de los Gitanos, se pasean por Sevilla hasta el día siguiente. Son Procesiones que te dejan sin respiración seas creyente o no. El fervor de la gente, grandes y chicos con sus Virgenes y Cristos, la espectacularidad de las tallas de D. Antonio Castillo Lastrucci, y otros artistas imagineros que legaron a Sevilla y al mundo su arte, dejan al visitante atónito ante tanta belleza.


Sevilla estaba a rebosar de visitantes españoles y extranjeros deseosos de llevarse en su retina el olor y el esplendor de esta Semana Santa que ni siquiera la lluvia y el frío pudo deslucir. Se puede estar de acuerdo o no con estas manifestaciones religiosas, pero lo que es obvio y no se puede explicar es la fe de los creyentes.

Como católica y creyente entiendo la fe como un acogedor refugio donde siempre que lo necesito encuentro consuelo. En todas las situaciones difícil de mi vida ese Dios de los Cristianos siempre ha estado ahí.Yo creo en Él firmemente y nunca me ha abandonado.


Y así día tras día durante toda la semana hasta finalizar el Domingo de Resurrección. Los sevillanos a pesar del cansancio acumulado están permanentemente en la calle, ora en una procesión, ora en otra, sin dejar solo a ninguno de sus Pasos, sea la hora que sea.

¿Y que decir de la comida.? El pescaito frito, los rebujitos, los calentitos, el pan con aceite y tomate para el desayuno, el jamoncito de jabugo. Un placer en toda regla.
Agradezco a mis amigos todo lo que me han enseñado en estos días, en los que a pesar del cansancio he disfrutado con el fervor y la demostraciones de fe que he presenciado. También debo decir que he quedado cautivada sin remedio, por la comida, el olor y la luz de Sevilla, y por supuesto he vuelto a casa acompañada de Cristos y Virgenes Sevillanos de los que ahora me siento devota. Volveré a Sevilla y a su Semana Santa siempre que pueda y aconsejo a mis lectores que se planteen una visita en cuanto les sea posible.
Como siempre: os deseo una feliz semana

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